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La mejor motivación para la empresa no es un coach

Si los seremos humanos somos contradictorios por naturaleza, las empresas lo son todavía más. Siempre hay un momento en toda oficina en el que los ánimos bajan un poco. Los compañeros se llevan un poquito peor, ha habido una discusión, ya no hacen gracia las bromas de siempre… todo esto se nota en el clima laboral. Entonces llega el momento en el que, desde la dirección, se organiza una jornada de motivación. Una pequeña sala preparada con un montón de sillas de oficina y  un proyector. Y llega él, el famoso coach (ponga aquí su nombre), formado y licenciado con honores por un taller de coaching empresarial de 20 horas. Él nos va a enseñar a ser personas motivadas, comunicativas, proactivas, empáticas y felices. Va a hacer que impulsemos esta empresa hacia el infinito y más allá. Es el coach, o “Motivational speech coaching” quién nos va a ayudar a comernos el mundo.

En pocas palabras, hablamos de convertirnos en trabajadores que actúan de forma natural después de sentirte a gusto en una empresa, con buenos compañeros y un trabajo que te gusta: Ser un tío “echao p’alante”. Nada que ver con esto:

Aunque lo parezca, nada más lejos de nuestra intención la de criticar el coaching empresarial. Se pueden encontrar buenos profesionales que realmente consiguen motivar a personas que necesitan un impulso. Con constancia, si se practica cada día lo que aprendemos en un taller, podemos obtener buenos resultados.

El problema no es que el coaching funcione o no. El problema es que nos hemos convencido de que el coaching es la mejor herramienta de motivación que existe porque se ha puesto de moda. Nos hemos olvidado de dónde estamos, y no sólo en sentido metafórico. Vivimos en España, cuna del buen tiempo, de las actividades al aire libre, de los bares, de las terrazas. Un país lleno de vida en la calle. Con playas, ciudades preciosas y rincones mágicos. Donde pasarlo bien, hacer amigos y motivarse nunca ha sido un problema.

¿Hay mal clima en la oficina? ¿Qué será mejor, llamar de emergencia al Motivator o escaparnos juntos a un lugar relajado donde podamos hablar de todo, compartir una buena comida, disfrutar del buen tiempo en compañía? Seguramente después de un día así la mayoría llegarán a trabajar con otra mentalidad. Dejémonos de coaching por un tiempo pues, que ha llegado el verano.

En Oficines estamos especializados en la zona de Valencia, donde hemos preparado un listado de lugares ideales para que los equipos de trabajo nos relajemos, entablemos una buena conversación y cambiemos nuestro humor. Por supuesto, hemos seleccionado restaurantes de donde se come tan bien que no podrás evitar sacar una sonrisa en cuanto pruebes el primer plato, el primer (y mejor) desencadenante de la felicidad.

Si estás por Campanar, este es tu coach

Su nombre

Ciro

Dirección
Calle Rascana, 16.
¿Qué te vas a encontrar?
Menús con numerosos platos de tapas creativas.
¿Cuál es el precio de tanta felicidad?
Menús de mediodía de 17 a 26 euros, con 6 a 10 platos.

 

Si estás por Cánovas, este es tu salvador

Su nombre

Mood Food

Dirección
Pintor Salvador Abril, 7.
¿Qué te vas a encontrar?
Un pequeño local con encanto por auténtica devoción por lo que hacen, desde arroces hasta ceviches.
¿Cuál es el precio de tanta felicidad?
Unos 20 euros el menú del mediodía.

 

Si estás por el Carmen, sé Delicat

Dirección
C/ Conde de Almodóvar, 4.
¿Qué te vas a encontrar?
Un local acogedor con un servicio muy atento, y una cocina fusión mediterránea-oriental.
¿Cuál es el precio de tanta felicidad?
Entre 15 y 20 euros.

 

Si estás en el coche, este es tu destino

Su nombre

Arrocería Duna
Dirección
Paseo Pintor Francisco Lozano
¿Qué te vas a encontrar?
Un increíble lugar en la mismísima playa, un ambiente tranquilo e ideal para desconectar y unos arroces de todo tipo que quitan el hipo.
¿Cuál es el precio de tanta felicidad?
A veces la felicidad no es barata. Aproximadamente 40 euros por comensal.
Y después de comer, ¿qué?

Tal vez no tenéis tiempo para salir a comer. O quizás después de un homenaje toca tomarse una copita en un lugar con encanto. A lo mejor, en el más extremo de los casos, una comida no es suficiente para calmar los ánimos. En estos casos tenemos un as bajo la manga, un conejo en la chistera.

 

Apotheke

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