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Clima laboral: 5 ventajas si es positivo

El hecho de disponer de capital humano en tu empresa que se encuentre trabajando en las mejores condiciones laborales, es sinónimo de una mayor productividad y de la consecución y establecimiento de un escenario óptimo para alcanzar el desarrollo profesional de tus empleados en su máximo exponente. 

Desde hace mucho tiempo se viene hablando de la importancia de establecer un buen clima laboral en el interior de las empresas, aunque actualmente siguen existiendo algunas deficiencias en este aspecto.

En muchas ocasiones, el principal problema es que los empleados no se sienten incluidos dentro del proyecto en el que se encuentran trabajando porque no existen unos adecuados canales de comunicación en la empresa o directamente, se encuentran desmotivados y poco involucrados en el logro de los objetivos personales y comunes. 

En este sentido, se ha generalizado la idea de que si no se tiene un buen clima laboral en las mesas de oficina, tu empresa está condenada el fracaso. Si no dispones de un plan previo y unas correctas políticas que permitan las buenas relaciones entre los diferentes eslabones de producción, comenzarán a surgir ciertas dificultades laborales y problemas, como la alta rotación, conflictos, baja productividad y escaso feedback en las comunicaciones, junto a otros inconvenientes como la necesidad de reorganizar los grupos de trabajo o la intervención de los cargos directivos o responsables para reconducir la situación.  

Beneficios del clima laboral positivo

La respuesta ante la pregunta de si un buen clima laboral y la productividad de una empresa tienen una estrecha relación está más que clara. Sin dudarlo, es un rotundo sí. A continuación, se muestran algunos de los principales beneficios que se extraen tras la aplicación de medidas concretas en un negocio con el objetivo de mejorar las relaciones entre sus trabajadores en particular, y con la empresa, en general. Da igual cuál sea el sector o la naturaleza de las empresas, todos ellos pueden ser conseguidos si se actúa de manera correcta:  

Mayor productividad. Mejorándose de manera notable tanto los tiempos de trabajo, como la gestión de los recursos disponibles.

Formación de líderes. Si se apoya la búsqueda de talento y se incentiva la creatividad, comenzarán a surgir personalidades destacadas que pueden convertirse en ejemplos de referencia.

Identidad corporativa. Si los empleados comienzan a adquirir responsabilidades de manera progresiva y comienzan a tener voz en las decisiones de la empresa, se conseguirá un mayor nivel de compromiso.

Comunicación adecuada. Hablando se entiende la gente y es por ello que, si los canales de comunicación establecidos, para cualquier tipo de información, funcionan correctamente, los miembros de la empresa trabajarán con unas directrices claras y marcadas.

Resolución de conflictos. Un buen ambiente de trabajo favorece el rápido cese de cualquier conflicto o problema que pueda surgir. Para ello, es conveniente el diseño de protocolos concretos que marquen las líneas de actuación ante posibles casos concretos y generales. En beneficio de un correcto clima laboral, se valorará mucho la agilidad para el planteamiento de soluciones.

¿Quién es responsable del clima laboral?

Los encargados de garantizar un buen ambiente laboral son los responsables o jefes de la empresa cada empresa en particular. Tienen que velar por que este aspecto sea lo mejor posible y estar constantemente en un proceso de búsqueda de alternativas para mejorarlo. 

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Cada trabajador tiene que estar seguro y tener la capacidad de tomar sus propias decisiones, sintiéndose así responsable de sus cometidos. Si tiene las alas cortadas, no podrás desarrollarse como se espera y por lo que fue contratado. Por su parte, los directivos deben mostrar afecto y empatía, apoyando las decisiones de sus trabajadores. 

Sin embargo, no todo tiene que ser una aceptación continúa, ya que pueden existir siempre varios puntos de vista ante una misma posición. Si fluye la comunicación y se puede hablar, no existirá la tensión ni la preocupación. En definitiva, los puestos de trabajo deben estar vivos, en un constante proceso de crecimiento personal, que genere un escenario de aportación de nuevos métodos y conocimientos, traducidos todos ellos en una máxima productividad.